miércoles, 4 de febrero de 2009

Red Bull con CocaCola.

La cuestión es así, desde entonces no he vuelto más para allá.
Yo le dije que no me gritara más y me gritó.
Que no me levantara la mano y la levantó más,
(tengo un problema con las manos que están más arriba de mi cabeza).
Por fin cuando le dió por retirarse me dijo que la CocaCola no era sino un veneno social, un tentáculo del imperio, la pistola de Ronald McDonald, la trenza que amarraba la bota del dictador latinoaméricano instruído in the School of Americas, la manzana ponzoñosa del Tío Sam, etc.
Después de eso, lo vinieron a buscar... en un carrito de esos que tienen un Red Bull gigante montado en el techo, como un bacalao gigante de Scott.
Yo, inmediatamente, me puse a pensar en la relación que mantenía el Red Bull con la CocaCola.
Ambas bebidas poseen dos letras mayúsculas implícitas en su nombre.
Una de ellas te activa y la otra... también.
Cafeína y taurina.
Fondo rojo y letras blancas Vs. Fondo amarillo y toros rojos.
¡Qué ganas de chillar en colores!
Las corridas de toros pueden ser ofensivas para algunos, bellas para otros e inaceptables para mí pero la invasión cultural en la que se han basado las ventas de CocaCola no tiene parangón.

A continuación, agregamos en un bol tres tazas de Red Bull y dos de CocaCola.
Sal y pimienta al susto.



No más sindicalistas muertos en Colombia.
No más corridas de toros.
No más gente insensata.
No más indigentes muertos en Illinois.
No más CocaCola en las calles de Caripe.

Boa noite.

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