sábado, 7 de noviembre de 2009
domingo, 27 de septiembre de 2009
Enunciaciò # 5
Cuando lo mandaron a despegar su primer cartel, lo que más le molestó de su humillación extremadamente pública, no fue tener que soportar con sonrojo la dolorosa tarea de quitar una idea ilegal, fue que el guardia de turno, con pocos argumentos para defender sus acciones, abogara por su extranjería como razón de peso para sus vandalismos. Desde ese día, con la disciplina del desconfiado, con fobias y secciones, jamas volvió a separar a la persona de la función que realiza y lo que esto genera. Porque Julio entendía que era necesario cambiar algo, y que si a profundidad no sabía muy bien qué, sabía que a él le había tocado, de primera mano, el más complicado de los presagios.
Promulgó un principio básico de clasificación y determinó qué le generaba qué. Depurando, cual proceso, a quien no es apto. Manteniendo su repulsiva distancia con quien fomentara una sospecha de identidad, algo que no estuviera completamente definido como institución o mito. Que no quería que la especulación de los ornamentos se confundiera con las capacidades apreciativas de sus conductas. Ya no le interesaba, ni siquiera, obtener algún tipo de retribución por sus buenas acciones, como una desmotivación sistemática consecuencia de la reclusión más represiva, y se fastidió. Tanto adorno para él mismo aburre, dijo. Por aquí ya no importa mucho, casi como ejercicio se mantuvo en vilo de algún enemigo, pero las cosas se ponen sencillas cuando se justifican con un desorden, con que no se siente bien y quiere descansar, dice. A veces ya ni escribía. La dialéctica, contaba ahora, sólo había servido para separar, que lo de Barranquilla era tonto. Y se fueron yendo todos, quedaron los que les dignificaba el trabajo, a los que leer los hará libres, gritaban. Pero no fue todo tan sórdido, había a quienes les convenía estar ahí por generación. Eran los que apostaban a la historia encandilados por los pulsos estéticos del racionalismo máximo. Las confusiones típicas de los inquietos, decía. Y se fue. Dejando el nombre para las justificaciones más insólitas desde su extranjería hasta su solución. Vamos, que ya no había que quitar más pancartas. Se dice menos y se hace más desde adentro, dijo. Para integrarse más, ensayó su falta y mantuvo un trato cordial con los enemigos, para mantenerlos cerca. El más justo y democrático de todos los derechos: La Libertad de Asociación.
Ya por aquí no pasa mucho.
Anaxágora, 2009.
sábado, 22 de agosto de 2009
Miss uñas de los pies
- todo empezó hace como 20 años mi pie derecho se salio de control, no me importo la principio, empezó a afilar sus uñas, empezó a tener mal carácter, pero nunca pensé que perdería el control hasta hace unos meses, parecía obediente caminaba hacia donde yo quería se movía con la fuerza q yo necesitaba; de pronto atacaba gente por la calle, el zapato protegía a las victimas de sufrir lesiones por culpa de miss uñas, pero pronto aprendió a romper los zapatos a causar heridas en peatones, papas, presidentes, prostitutas, porcentajes, puertas, pisos, platos y así fueron pasando cosas hasta hoy en la noche, estaba viendo una película de un asesino q mataba gente con un taladro cuando mi rodilla se empezó a inflamar, crujía y se sentía extraña pero agradable, estaba un poco fumado así que decidí dormir como a eso de las 12, vuelvo a abrir los ojos repentinamente, recuerde doctor q yo no abría los ojos desde los 18 años y lo ví ahí a mi pie derecho con las uñas brillantes y plateadas como la luna, como la saliva de tayson, dispuesto a patearme la cara, empezó por los parpados, la uña del dedo gordo se incrustaba en la carne entre el hueso y la piel, luego los labios me los desprendió con un solo movimiento, con todos los dedos del pie rompía mis cachetes, la nariz, luego, salió por la ventana y fue ahí cuando lo perdí de vista, como supuse que lo merecía vine hasta acá a bordo de mi otro pie, pero se q no hay nada q hacer.
martes, 11 de agosto de 2009
Amor sincero
Me gusta cuando sangras, amor mío, soy sincero.
Me gusta cuando tus lágrimas rancias cubren la delicadez de tu rostro lleno de ronchas coloridas a causa de tu hemorragia. Sangre por todo tu delgado cuerpo, finos riachuelos que recorren tu vellosidad de selva amazónica en un instante.
Te vuelves insoportablemente atractiva a mis ojos.
Tu sólo olor provoca mareos, ¡oh diosa de incesante sudor axilar!
Abrázame con pasión.
Pega tu cabeza al techo y ráspala con furia incesante, muérdete las encías en señal de éxtasis, parte tus dedos repetidas veces y no parpadees. No parpadees.
Muéstrame tus frescas heridas.
No dudes en besarme, destruye mis labios con tus podridos y afilados dientes; sonríe para mi. Piénsame cuando no estemos cerca.
Dulce criatura con polio,
reina jorobada,
espectáculo de arrugas,
¡déjame lamerte!
Beso tus cadillos cada noche de placer y pienso en mi dicha. Llenas mi cama de oscura sangre con coágulos tóxicos que me ayudan a recordarte.
Rásgame.
Exótica pestilencia hecha mujer.
Abrázame con putrefactas tetas y no me dejes solo cuando aúllo
Estrangúlame
martes, 28 de julio de 2009
Julio
A Julio se le olvida todo. Mentira, no es que se le olvida, es que se hace el loco porque todo le da flojera. La verdad es que lo único que quiere es quedarse echado, deseando hacer otras cosas y al mismo tiempo rogando no conseguir fuerzas para levantarse del cómodo sofá y disponerse a hacerlas. Prefiere ver como las ratas voladoras fluorescentes se comen a las mariposas y vacilan a los gatos. Y no duerme, no duerme ni un momento del día, por eso nunca tiene fuerzas para levantarse del sofá. Y en las noches se queda jugando dominó con El Perico, o agachado escuchando la lluvia, que le recuerda sus días en el Submarino Amarillo y La Divina Pastora. Esos días en que comía cereal y no conocía a Tiburoncín. Pero estaba Mandy, claro, cómo olvidarse de Mandy. Cómo olvidarse de la larga melena rojiza y la voz de león y de las promenades entre los árboles. Julio había perdido ya diez quilos, (es que lo operaron de las cordales, pobrecito), pero es que también le da flojera comer. Mentira, no es que le da flojera, es que se le olvida. Las visitas de su compadre Omar no lo animan mucho, y es de esperarse, ese tipo es un amargado. Además, sus dientes frontales son desagradables, hay más de un centímetro de distancia entre ambos, y a Julio le molesta intensamente recibir chorros de saliva cuando menos se lo espera. En realidad lo que más le fastidia es tener que fingir que le escucha, porque su cabeza sigue en los gatos del Perico, en las ratas voladoras fluoresentes comiendo cereal y en las mariposas atacando a Mandy. Mandy y su larga melena rojiza. Y todo este tiempo esperando una carta, una llamada, un aviso, ya no recuerda ni de quién ni para qué, pero la espera. Julio se hunde cada vez más en el sofá, y Omar dejó de aparecer por el lugar, aparentemente se fue a Margarita por dos semanas. El brillo cegador de las ratas voladoras es cada vez menos perceptible, pero las cartas no llegan. Y la melena rojiza se hacía cada vez más larga. Es que no se da cuenta de que el tiempo corre y lo desgasta, como la lluvia que es cada vez menos frecuente. No tiene nada en que pensar por las noches, y el sueño viene a buscarlo más seguidamente. Finalmente, ya en sus últimos días, suena el teléfono. El Doctor Cohen quiere confirmar la cita. No estoy interesado, estoy esperando otra llamada. Total que los días se le acabaron a Julio, una noche de treintaiuno mientras jugaba dominó en casa del Perico. Y entonces pudo descansar en la melena de Mandy, por fin fuera del sofá y libre de las ratas voladoras fluorescentes, que emigran en Agosto hacia el Submarino Amarillo, su tierra natal.