jueves, 2 de abril de 2009

7

Son las 10:00am, Agustín está a punto de despertarse.
-Maldito fracasado. Dice Bajtín desde la pared.
Ahora son las 10:15 y Agustín se despierta rápidamente como hace todas las mañanas. Se rasca los órganos reproductivos, va hacia el escritorio, saca un poco del polvo blanco del poder y lo inhala. De costumbres fijas y de insatisfacción necesaria, ordena una gran línea y la inhala con violencia:
¡Sniff!
En la nevera reposa el engrudo que preparó hace unos días. Esta mezcla consiste, entre otras cosas en: salsa de tomate, distintas variedades de tripas de vacas, colorante rojo, miel, gelatina, aceite y agua en cantidades adecuadas. Cada día que pasa en reposo va adquiriendo consistencia.
-Ni a Herschell Gordon Lewis le hubiera quedado tan bien. Piensa.
¡Sniff!
Revuelve su batido de sangre falsa repetidamente para que se vuelva más espeso, la deja en la nevera nuevamente y cierra la puerta. Camina en círculos por toda la habitación mientras piensa que hacer con semejante creación.
Se sienta frente a uno de sus lienzos incompletos con un chicle que consiguió debajo del escritorio, empieza a masticarlo para ver si cambia de color y descubre que no. El chicle es de color gris, con sedimentos de colores dudosos y grumos repletos de pelos. Agustín lo saca de su boca y lo coloca en el lienzo, en la parte que corresponde al ramaje de un árbol.
¡Sniff!
Mira hacia la única ventana de su habitación y sin darse cuenta aplastó una cucaracha inocente. En la calle no hay nada interesante que destacar; la panadería del portugués, el restaurante chino, la suciedad inminente de la calle, el bullicio, las cornetas, los peatones que caminan apresuradamente y las ratas. Agustín se da cuenta que si ve un poco más allá, resalta el cartel de uno de esos prostíbulos enmascarados que hay por ahí.
-Interesante. Piensa.
Decide ir en la noche para juzgar la calidad del lugar.
Se sienta en la silla de la computadora, enciende el monitor y revisa su correo. No encuentra nada interesante, casi nadie le escribe con frecuencia.
¡SNIFF!
-Maldito fracasado. Dice Bajtín desde la pared.

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