domingo, 7 de diciembre de 2008

Preventiva 1.



Pero a que no le han pegado nunca.

Los crímenes son cada vez más estudiados por su carácter de repetición que por su naturaleza, la que le da el nombre, claro, la de la inmoralidad. Esto, quizás, porque ya no se puede luchar contra ellos, porque va cada día más de las entrañas, norte y sur del ser humano, porque va cada día más en el historial, y, además ¿Qué pasa cuando uno le quita el factor sorpresa a las cosas repitiéndolas una y otra vez? Pues, nada, que se funde todo y nos aburre. Que empezamos a pensar más en porqué pasa que en lo que pasó. Que lo convertimos en un crimen. Y a mí los crímenes sí que no me gustan.

Yo no lo quiero ver así, pero todo apunta, sin que me quede nada por dentro, a que la languidez nos llevó a todos de la mano hasta la mismísima complicidad. Dejamos que se nos fuera corriendo.

Si no contamos los meses que van en los nudillos, les restamos al total de lunas las que no son de la mitad para arriba y luego lo ajustamos a la fecha, dará un día. No sé cuál es, pero sé que es un día, y que ese día, siendo más día que nunca, se convirtió en nombre. Que no le llegaron disculpas al viento, y no leyeron los signos completos de Iguazú. Ahora se culpan ustedes.

Vamos a contar mentiras. Hay alguien que no quiere jugar.

Y todos le lanzan porque está cerca.

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