Nos hemos reunido acá esta… noche, sí, noche, para unir en matrimonio a un alma y la soledad…
Bla, bla, bla, etc.
… Y tú, ¿aceptas como esposa a la soledad para amarla y odiarla con destreza y paciencia, en el aburrimiento y la impaciencia hasta que alguien las separe?
– Acepto.
Si alguien se opone a que esta alma y esta soledad se unan en dramático matrimonio, que hable ahora o calle para siempre.
lunes, 8 de diciembre de 2008
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Y que retumbe el tambor con fanfarrias. Nadie va a decir que no.
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