viernes, 24 de octubre de 2008

Esta noche.

Mi nombre es Camilo Maldonado.
Me dicen Mandarino,
pero le entregué mi apodo a unas libretas.


Si la palabra "cordura" existe:
no le pertenece a un estudiante de letras.
No es el suicidio,
ni el seminario,
ni el semanario...
es un ápice de creación que involucra pasiones,
tensiones, presiones, acciones.
Señor en tus mosaicos danos dones.


No existe un módulo séptimo,
está vacío, son facturas rotas.
Primero se usan, luego se botan.
¿Han escuchado el sonido del jardín cuando oscurece?
Suena a tumulto, a estupidez, a piernas frías.


Una noche salí de mi cabeza,
me alejé y vi a Marcel con la cerveza,
era, sin duda, la tierra de Ugalde,
donde nunca crece la maleza,
eso lo saben con certeza.


Hay historias que no se pueden contar,
como la de Crhis, que ya no puede
ni quiere, volver a tomar.
¿Qué habrá hecho la muy salá?
Sería una fiesta con tambores batá.


Me pican las hormigas,
me molesta el humo del cigarro,
me moja la lluvia,
me olvidé el ticket en el carro.


Baja, baja, estoy en módulo 6.
Ya yo compré las empanadas.
Cuando uno se muere no pasa nada.
¡Ahhh! Se asustaron...
Es mi seminario,
se habla de suicidio
y ya me lo pegaron.


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